sábado, 17 de noviembre de 2012

San Acisclo y Santa Victoria, Santos Patronos de Córdoba y de la Diócesis de la Ciudad. Martirologio Romano: En Córdoba, en la provincia hispánica de la Bética, san Acisclo, mártir (s. IV). Etimología: Acisclo = aquel que maneja bien las herramientas, viene del latín. Victoria = aquella que es victoriosa frente al mal, viene del latín Estamos en Córdoba en el año 303. El pretor Dión mandaba en la ciudad y eran tiempos de los emperadores Diocleciano y su amigo Maximiano. Es la décima persecución contra los cristianos. España estaba ya en gran parte cristianizada. Córdoba contaba ya con muchos fieles. Dos hermanos, Acisclo y Victoria, eran conocidos por su caridad y su entrega a los pobres y marginados. El gobernador los denunció por rebeldes a las leyes imperiales. Victoria, tranquila y serena, le dijo al gobernador:" Me harás un gran favor si cumples en mí las amenazas que me has lanzado. Vale más morir por Cristo que por todas las promesas que me haces". Los encerraron en los calabozos para hacerles nuevos interrogatorios. Después de desgarrarles sus pies, los echaron al fuego. Victoria gritaba y le cortaron la lengua y a Acisclo el cuello. Fue el 17 de noviembre de 313, a orillas del río Guadalquivir, según el acta que se conserva en la biblioteca del Convento de San Juan de los Reyes en Toledo.
Construyendo una Basílica y un Monasterio al que llamaron de los Santos Mártires, desaparecido. ¡Se constullo una Ermita en los terrenos!. En su interior se puede admirar un bello sarcófago paleocristiano realizado en mármol de Carrara, datado en torno al 330 d.C. (época constantiniana), que fue encontrado en la propia ermita. Dos
escenas decoran el frontal del sarcófago: el canto del gallo y el arresto del santo. Fueron los primeros mártires de Córdoba y sus patronos. La fuerza de su valor se las daba la oración en común. Dios estaba presente en ellos. ¡Felicidades a quien lleve este nombre!

domingo, 4 de noviembre de 2012

Hoy 4 de noviembre: festividad de San Carlos Borrmeo.
La Vida San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará". Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo. El consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y mas tarde Arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepostismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo. Como obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra: "Humilitas", humildad. El, siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, prívandose de lujos. Fue llamado con razón "padre de los pobres" Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder. Para con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo. Fue el primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno). Fue blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor. Fundó seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios. Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más. Murió joven y pobre, habiéndo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. ……murió diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Tradiciones del Día de los Fieles Difuntos La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó y pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales. En Francia la gente de todos los rangos y credos decora los sepulcros de sus muertos en la Fête des morts. En México y en América Central esta celebración se combinó con elementos de indigenismo y del sincretismo resultó una original celebración en el Día de Muertos, distinta de las otras naciones católicas. Esta fiesta incluye por tradición un Altar de muertos que consiste en una serie de adornos florales acompañados de la comida favorita del difunto; además de fotografías y otros detalles. En las zonas andinas de Sudamérica, especialmente en Ecuador, Perú y Bolivia, la costumbre es preparar e intercambiar entre familiares y amigos las guaguas de pan para consumir con la chicha morada que en algunas áreas rurales son también ofrendas principales en los cementerios.